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“UN NIÑO QUE SE SIENTE AMADO, SE CONVERTIRÁ EN UN ADULTO FELIZ”

CELOS INFANTILES

21 jul · Catiana Fuster · No Comments

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Son frecuentes las situaciones o conductas que nos indican la existencia de celos en la familia. Los celos entre los hermanos, las rivalidades, las riñas constantes, alteran y distorsionan el clima de convivencia. Estas circunstancias influyen en el estado de ánimo de los diferentes miembros de la unidad familiar. Los padres sienten la necesidad de buscar una ayuda que les oriente acerca de la manera más adecuada de corregir estas conductas y restablecer la armonía y el sosiego en el hogar.2.

¿QUÉ SON LOS CELOS?

Los celos, son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido. En un sentido estricto, se entiende, como el sentimiento producido por el temor de que la persona amada prefiera a otra; frecuentemente, este sentimiento va acompañado de envidia – resentimiento hacia quien se percibe como rival.

El niño que siente celos percibe la realidad algo distorsionada; considera que es menos querido que antes. Suelen ser niños más sensibles, y esta sensibilidad puede dar lugar a manifestaciones orgánicas como: tensión muscular, dolor de estómago, cansancio, se hace pis (enuresis diurna o nocturna)… Pueden experimentar sentimiento de rechazo hacia el otro hermano o otro familiar, deseos de agredirle y esto hace que se sientan culpables, lo que a su vez incrementa su sufrimiento. Es como un círculo vicioso que eleva su ansiedad y le impide afrontar la situación con serenidad.

POSIBLES CAUSAS DE LOS CELOS INFANTILES

Los celos infantiles pueden tener su origen en una o varias de las causas que exponemos a continuación:

1) Los privilegios que se otorgan a los hijos según el lugar que ocupan en la familia. A veces se le conceden al hermano mayor por su edad, y en otras ocasiones se propician más al menor. El primer hijo, al estar acostumbrado a ser el único y recibir el afecto y atención de padres y familiares, se puede sentir desplazado cuando aparece un hermano con el que debe compartir esas atenciones y afecto. En ocasiones, el hermano menor se siente menos privilegiado por no tener las concesiones que los padres hacen al mayor. Los hermanos que ocupan lugares intermedios en el orden de edad, suelen sentirse en segundo plano y buscan con más insistencia amistades fuera del núcleo familiar.

2) El momento evolutivo del hijo. Si aparece un hermano cuando el anterior está en la fase de «apego» a la madre y requiere aún muchos cuidados, es probable que reaccione con un comportamiento celoso, demandando más atención.

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3) La preferencia de los padres hacia un nuevo hijo de sexo diferente. Suele ocurrir en algunas familias que con la llegada de un hijo de sexo diferente, los padres tienden a manifestar una gran satisfacción y al colmar los deseos de éstos, el hermano se encuentra desplazado y sufre por ello.

4) Las características distintivas de los hermanos. Si hay dificultades físicas, intelectuales, de personalidad en uno de los hermanos, los demás pueden sentirse menos atendidos y aparecer conductas celosas. Y al contrario, si en el hogar hay un hermano muy dotado (en capacidades y habilidades, simpatía,…), los familiares, vecinos y amigos lo supervaloran, sintiéndose relegados los demás hermanos.

5) La dependencia afectiva del hijo o de la hija con uno de los cónyuges, en ocasiones da lugar a la rivalidad con el otro cónyuge.

6) El nivel de sensibilidad de los hijos. Ante la misma situación o acontecimiento, unos responden de forma alarmante y sin embargo otros apenas presentan reacción.

Nosotras en esta entrada nos queremos centrar en uno de los casos mas frecuentes que pueden vivir ahora mismo muchas de nuestras familias, por eso, os queremos dar algunas estrategias para prevenir y resolver los conflictos entre hermanos:

• El clima familiar es muy importante; si predomina el amor y la confianza, éstos darán lugar a un mejor entendimiento entre todos y es el mejor antídoto contra los celos.
• Conviene propiciar afecto y compartir con los hijos todos los acontecimientos haciéndoles partícipes de proyectos comunes, ilusiones, valores de la propia familia. Si se estimula la expresión sincera de sentimientos y emociones, se liberan miedos, tristezas…
• Es muy conveniente habituarles a compartir las responsabilidades diarias. Es necesario propiciar actividades en las que colaboren todos. Cada hijo puede ayudar al otro en lo que sabe o puede hacer, participando en la misma tarea.
• Promover juegos donde tomen parte todos (juegos de mesa, de calle, prendas…). También realizar excursiones y viajes; es decir «hacer familia».
• Favorecer las tertulias y sobremesas donde se comentan anécdotas, historias familiares y donde se da la oportunidad de participar a todos los hijos.
• Enseñarles a pedir las cosas por favor, a dar las gracias, y a pedir perdón, algo muy inusual en nuestra sociedad, pero muy necesario.
• Autoridad en la familia que por una parte proteja, oriente, ayude y estimule, y por otra parte que exija límites claros y adecuados. En definitiva, darles la seguridad de que son amados pero con la exigencia de que aporten a los demás.

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Es importante que sepáis…
En la mayoría de las situaciones en las que se detectan conductas celosas, éstas pueden considerarse como manifestaciones naturales, respuestas propias de la edad y debemos entender la aparición de estos «miedos» como un proceso de adaptación y maduración en la evolución normal de los niños y niñas.

Una vez identificadas en el hogar conductas celosas entre los hijos, y si al transcurrir un tiempo razonable no se constata una evolución satisfactoria, sería conveniente recurrir a la ayuda de un profesional.

Si los padres transmiten seguridad y afecto, los celos irán dando paso a una relación amistosa entre hermanos. La cooperación de todos y un clima familiar donde se dan oportunidades para participar, contribuirán a que la rivalidad entre hermanos vaya disminuyendo progresivamente.

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